Cada día me sorprendo más de las capacidades de las células madres. Hasta yo que soy partícipe, diseñador y director de cada uno de los 12 a 15 procedimientos de implante de células madres de medula ósea o tuétano y de grasa en el StemCell Miami suelo sorprenderme.

Melba es una paciente de 54 años que viajó desde Orlando a tratarse dos hernias discales y una degeneración o desgaste de las articulaciones del cuello o región cervical; a esto se sumaban dos roturas totales de los tendones de los hombros.
Todo esto era resultado de muchos años de trabajo en mantenimiento de un hotel; en el último año desafortunadamente Melba tuvo que dejar de trabajar por los dolores y la limitación de movimiento en los hombros; no podía recoger nada por encima de los hombros; había perdido la fuerza y por la noche los calambres de los dos brazos y manos era tan fuertes que le era imposible acostarse en la cama. Todo esto había estado ocurriendo por los últimos cuatro meses.

En Orlando había visitado a tres neurocirujanos y dos ortopédicos. Estos, después de ver su imagen por resonancia magnética de la cervical y los hombros, habían recomendado una cirugía de fusión en la cervical y suturar el tendón roto en ambos hombros.

Ella no quería someterse a cirugía. Varios conocidos habían sido operados en Orlando con pésimos resultados, el dolor persistía en todos después de la operación tras meses de terapia física. Y, al final, habían terminado tomando potentes narcóticos que podrían causar adicción.

Unos amigos de Melba, que se habían tratado en Miami, le habían hablado del éxito de sus tratamientos de células madres en nuestro Instituto.

A principios de este año Melba se consultó conmigo en el StemCell Miami por su problema en el cuello y los hombros. Dos días después, le implanté 60 millones de sus propias células de tuétano y la misma proporción de células derivadas de su grasa, en un salón dedicado a colectar e inyectar las células madres. Melba recuerda que no sintió ningún dolor durante la extracción y la inyección en el cuello y en los hombros.

En febrero de este año, seis semanas después del implante, los dolores en el cuello y en los hombros habían desaparecido y había casi milagrosamente mejorado la movilidad de los hombros hasta alcanzar un amplio rango de movimiento. ¿Qué más podía pedir?
Pero la mayor evidencia del poder de las células madres ocurrió en su cabello y sus uñas. Melba había estado encaneciendo hasta el punto de tener todo el cabello blanco. Para ella que es tan presumida, teñirse el cabello era muy difícil. Tambiénsus uñas se habían vuelto muy frágiles.

Resultó casi increíble ver cómo, desde el implante de células, su cabello comenzó a tornarse negro de nuevo. Al principio creyó que era una ilusión o algo relacionado con el tinte, pero pronto se dio cuenta de que esto era real: su pelo era negro de nuevo; además, sus uñas empezaron a crecer saludables como antes.

Durante la visita de seguimiento, había desaparecido el dolor del cuello al igual que el de los hombros y había recuperado casi el 90 por ciento de movilidad. Y había recuperado el color del cabello, después de más de 10 años con abundantes canas.
Este caso ejemplifica el poder desconocido para nosotros de regeneración y reconstrucción de las células madre. Cada uno de nuestros casos está detalladamente registrado, grabado y documentado para que los detractores de las células madres no argumenten que son ficticios.